Entiendo la importancia del criterio de un mínimo de 8 a 10 alumnos por ciclo, especialmente en el contexto demográfico actual de Extremadura. Hace 50 años, nacían en nuestra tierra alrededor de 15.000 niños al año. En 2022, apenas llegamos a 6.000. Esta disminución a menos de la tercera parte de los nacimientos refleja una dura realidad que afecta a nuestro sistema educativo. Además, el primer trimestre de este año hemos registrado el mínimo histórico de nacimientos, lo cual agrava aún más la situación. A esta baja natalidad debemos sumar que la oferta educativa más allá de la ESO es ahora más amplia que nunca, lo que...
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Entiendo la importancia del criterio de un mínimo de 8 a 10 alumnos por ciclo, especialmente en el contexto demográfico actual de Extremadura. Hace 50 años, nacían en nuestra tierra alrededor de 15.000 niños al año. En 2022, apenas llegamos a 6.000. Esta disminución a menos de la tercera parte de los nacimientos refleja una dura realidad que afecta a nuestro sistema educativo. Además, el primer trimestre de este año hemos registrado el mínimo histórico de nacimientos, lo cual agrava aún más la situación. A esta baja natalidad debemos sumar que la oferta educativa más allá de la ESO es ahora más amplia que nunca, lo que diversifica la demanda.
Sin embargo, hay otras particularidades de nuestra región que también debemos considerar. Extremadura se caracteriza por sus grandes distancias y su baja densidad de población. Esto, junto con una de las rentas per cápita más bajas de España, limita enormemente la capacidad de movimiento de nuestros estudiantes para acceder a la educación que más les interese. Existen ciclos educativos que están en peligro, no por falta de interés, sino por la imposibilidad de llevarlos a cabo debido a la falta de recursos, tiempos de transporte excesivos o la simple inexistencia de estos medios.
Es imperativo que la Administración también trabaje en estas áreas. Una posible solución podría ser invertir en residencias o viviendas para estudiantes, entre otras muchas ideas. Pero eliminar un ciclo educativo únicamente basándonos en el número de alumnos no es una solución adecuada al problema. Si seguimos por este camino, todo se acabará concentrando en las grandes localidades, en detrimento de la vasta ruralidad de nuestra región.
Extremadura no es Madrid. Los problemas que describo son insignificantes en comparación con los de la capital. En Madrid, disponen de todo tipo de medios de transporte, una alta concentración de población y más de seis millones de habitantes con una de las rentas per cápita más altas de España. Aquí, en cambio, apenas llegamos al millón de habitantes en una superficie cinco veces mayor. La prueba de estas diferencias es que en Madrid se puede llevar una vida normal sin coche, una situación que está lejos de la realidad de la mayoría de nuestros potenciales alumnos.
Por todo ello, la Administración debería de reconsiderar los criterios para el cierre de ciclos de FP y que trabajen en soluciones que contemplen nuestras particularidades regionales. Invertir en infraestructuras y facilitar el acceso a la educación es crucial para el desarrollo y la igualdad de oportunidades en nuestra tierra.
Afiliado: (24/05/2024 19:13)
Muy buena consideración y aporte...ya vemos la apuesta que tienen por la zonas rurales que curiosamente en Extremadura son la inmensa mayoría....Van a ir quitando servicios a todo aquel no viva en un núcleo urbano....si su criterio es la rentabilidad! ¿Desde cuándo un servicio público es rentable? Son derechos de todos los ciudadanos poder acceder a estos servicios públicos...
Interina: (24/05/2024 19:17)
Además, considerando que se llenan de orgullo de la super oferta formativa en FP que han hecho para este año, ¿a costa dde que? que se creen ¿que van a llenar los ciclos que han sacado con 20 alumnos en cada ciclo?. Ahí demuestran lo poco o nada que conocen la Realidad de las Aulas... pidiendo que el mínimo sean 10 alumnos.
Minamoto: (24/05/2024 19:52)
Cuando estuve trabajando en Aragón, encontré diferencias incluso entre provincias: la inspección de la provincia de Zaragoza es principalmente capitalina (con su ciudad densamente poblada) y denosta a los centros rurales. Por su parte, los inspectores de Teruel (ciudad de provincias) tienen fama de ser más razonables, por entender la situación rural y la necesidad de fijar población. Así, hay ciclos con 4 o 5 alumnos en pueblos pequeños, en lugar de eliminar y masificar más la ciudad. Y es que, si los criterios fueran poblacionales, ¿cuántas matrículas necesitarían en la ciudad? No menos de 50, y tirando muy por lo bajo. Si se cierran ciclos y centros en los pueblos, condenas a la población al exilio.