Blog PIDE
«De las ‘Sinsombrero’ al 8M»
Rara es la semana que no vemos en los noticiarios una nueva muerte o maltrato.
08/03/2023
Alfredo Aranda Platero, Vicepresidente PIDE.
Han pasado más de cien años desde que un grupo de mujeres, pertenecientes a la generación del 27, que luchaban con coraje y cargadas de razón por los derechos de la mujer, decidieron realizar un acto simbólico cuyo eco trascendió su época y sigue llegando con fuerza y empujando hoy día en la lucha por la igualdad real entre hombres y mujeres.
A ese grupo de mujeres se las conoce como las ‘Sinsombrero’ y el acto simbólico fue quitarse el sombrero un día de los años 20 cuando paseaban por la Puerta del Sol de Madrid, para dar a entender con ello que con la cabeza descubierta liberaban sus ideas y sus inquietudes; en definitiva, se rebelaban. En realidad dicho acto fue realizado por dos mujeres del grupo: Margarita Manso y Maruja Mallo, con la colaboración inestimable de Federico García Lorca y Salvador Dalí. Cuenta una de las valientes que las apedrearon mientras las insultaban. Pero no pudieron con ellas.
Activistas incasables en la modernización de la sociedad de los años 20 y 30, su lucha se centraba en romper los esquemas de una sociedad machista que las relegaba a las labores domésticas, a tener hijos y criarlos ellas solas y a ser servidoras de sus maridos.
Un grupo de mujeres como María Zambrano, Rosa Chacel, Josefina de la Torre, Margaría Manso, Maruja Mallo, Margarita Gil Roësset…, que colaboraron activamente en la consecución de avances sociales y que la guerra civil y la dictadura franquista silenció y paró en seco su lucha por una sociedad justa e igualitaria. Las que no se exiliaron en América o Europa y se quedaron en España fueron represaliadas, encarceladas, silenciadas… El conservadurismo más atroz que desplegó la dictadura fue un mazazo para la libertad, para la igualdad, para, en definitiva, todas las conquistas sociales. Pero ellas, las ‘Sinsombrero’, plantaron una semilla eterna que persistiría y trascendería a la rancia sociedad que instauró el franquismo, destruyendo a las mujeres como seres libres, arrebatándoles el sueño de la igualdad: metiéndolas en casa a las órdenes del marido, sin derechos básicos como el voto y sin esperanzas de sacudirse el yugo a la que las sometía el machismo amparado por la dictadura y por la religión.
Hay que reivindicar a esas mujeres, que la historia tuvo olvidadas durante mucho tiempo. En los colegios e institutos se debe estudiar su obra y su lucha. Es un acto de justicia que figuras tan importantes de la generación del 27, y otras tantas anteriores y las que vinieron después y que tanto aportaron a la sociedad, estén en los libros de historia, que formen parte de los planes de estudio; porque no darle el espacio que se merecen en la historia es un acto más de machismo.
Nos toca ahora a la sociedad entera quitarnos el sombrero ante estas mujeres y ante todas las que a lo largo de la historia han luchado y a las que hoy en día siguen luchando por algo tan básico, tan justo, como la igualdad y el respeto.
El día 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de las Mujeres para celebrar que la ONU, en 1977, reconoce la lucha de las mujeres contra todo tipo de discriminación, violencia o abuso y promueve la igualdad real y su participación plena en la sociedad.
La sociedad en su conjunto debe agradecer al feminismo su lucha, porque lo que nos has traído consigo es un mundo mejor. Aún podemos escuchar de mucha gente, haciendo alarde de una ignorancia militante, que el feminismo busca la superioridad de las mujeres. Quien piensa eso, no se ha enterado de nada. El machismo sí es la superioridad de hombre sobre la mujer, pero el feminismo busca la igualdad entre hombre y mujeres. Por tanto, una sociedad feminista es el ideal de una democracia plena.
Se ha avanzado mucho, es cierto, en cotas de igualdad y la mujer, al menos, en el entorno occidental, empieza a ser, a existir, a tener el espacio que le pertenece; pero, sin embargo, aún queda bastante camino por andar para llegar a la igualdad real, para desterrar definitivamente el machismo. Por eso todos los días del año deberían ser 8 de marzo. No hay que bajar la guardia, hay que seguir luchando contra la violencia de género, el abuso, el sometimiento, el asesinato de mujeres. Rara es la semana que no vemos en los noticiarios una nueva muerte, o violación o maltrato… Todavía queda, además, mucha violencia soterrada, callada, no denunciada por miedo. Pero estamos en el camino correcto, casi todos los partidos políticos saben que esta lucha es contra un enemigo común; y digo casi todos, porque alguno queda que si llegara al poder intentaría desandar todo lo andado, frenar los avances; espero que la sociedad se alíe para impedir que nadie pueda intentar romper lo que con tanta lucha y dolor se ha construido y lo que aún queda por construir.