Los
profesores de enseñanzas medias mayores de 55 años
no podrán reducir su jornada lectiva el curso que viene,
salvo que los centros puedan llevarlo a cabo sin aumentar las
plantillas; lo que, en la práctica, es casi imposible.
La decisión,
unilateral por parte de la Administración, incumple el
acuerdo alcanzado con los sindicatos. Ahora, determinados sindicatos
(el que dice defender a los obreros, el que asegura que une
a los trabajadores y el que sostiene que es independiente),
conformado ya el tripartito sindical excluyente, hacen el paripé
convocando, el día del Claustro final del pasado curso,
una concentración que fue un simple «brindis al
sol» y, además, en los centros en los que pudieron,
se hicieron una foto grupal con el Claustro para intentar aparentar
una acción sindical inexistente.
Los sindicatos
tradicionales, entregados al fingimiento y a la ficción
sindical, buscan la absolución de los funcionarios ante
su falta de eficacia. Debe ser muy difícil compaginar
la docilidad interesada de los viejos sindicatos con la defensa
de los trabajadores.
De nada
vale ahora que los sindicatos tradicionales quieran hacer concentraciones
en verano, fotografías con camisetas reivindicativas
o declaraciones lamentándose de lo que ellos mismos son
corresponsables. Todas estas acciones sindicales están
diseñadas para aparentar que hacen algo y descargar su
culpa; al final, siempre consienten porque, en realidad, el
tripartito sindical es un cinturón de protección
para la Administración.
Nos son
capaces de hacer cumplir a la Administración de turno
los acuerdos firmados en el ámbito de los sindicatos
de clase. La torpeza de los sindicatos tradicionales está
en la base del problema, dado que habría sido necesario
que estos exigieran a la Consejería correspondiente la
pertinente memoria económica para la aplicación
de la medida; pero andaban con prisa porque el actual gobierno
y los sindicatos tradicionales tenían elecciones en sus
correspondientes ámbitos, y este logro –después
malogrado– les venía de perlas para dirigir la
atención de los votantes hacia sus siglas.
Los funcionarios
docentes están discriminados frente al resto de los funcionarios
de la Junta de Extremadura. Mientras en el resto de los sectores
de la Administración autonómica tienen reconocida,
por ejemplo, la carrera profesional, los docentes ni siquiera
han podido negociar nada al respecto al negarse la Consejería
de Educación a cumplir los compromisos de la Mesa General.
La
Junta de Extremadura está aún a tiempo de autorizar
las partidas presupuestarias necesarias para planificar el aumento
de plantilla funcional y poder llevar a cabo el acuerdo adquirido
de reducción horaria de mayores de 55 años que
se firmó antes de las elecciones de mayo, de lo contrario
el mensaje que está mandando a la ciudadanía es
que hay dinero para todo, menos para la educación pública.