Cuando por
fin se han empezado a sentir nuevos aires en la Consejería
de Educación con el nombramiento en enero de la nueva
consejera Eva M. Pérez López –con la que muchos
nos hemos ilusionado por razones de edad, género, formación
y talante–, cuando por fin se producen cambios para mejorar
la gestión e instaurar una política de puertas
abiertas en Educación, la Plataforma Unitaria nos sorprende
con movilizaciones, que casualmente coinciden con el 37º
aniversario del Mayo Francés, que vienen a ser papas
a destiempo con las mismas reivindicaciones que el profesorado
desde 1999 demandó a los susodichos sindicatos tradicionales
y que hasta ahora no habían sido oídas, y de pronto
se ha colmado el vaso. Desde mi punto de vista, no es casualidad.
En los cinco primeros meses de gestión de la nueva consejera,
lo primero que se ha hecho es abrir el debate sobre la educación
en Extremadura, mientras que en los cinco años de gestión
de Millán Vázquez , su despacho estuvo cerrado
(con él dentro, claro). En estos cinco meses, se ha creado
en la Comisión de Educación de la Asamblea de
Extremadura una ponencia en la que todos los agentes sociales
significativos en la educación extremeña han tenido
voz; con Millán pasamos una auténtica travesía
del desierto y una negación absoluta en esta institución.
La consejera Eva M. Pérez López ha recibido ya
a todas las organizaciones sindicales, cosa que nunca sucedió
con el consejero anterior; en su lugar fue a tiempo parcial
el secretario general de Educación el encargado de tales
menesteres. Tras el debate educativo, hay intención de
abrir las mesas de negociación en octubre. Nada parecido
sucedió anteriormente, pero la Plataforma Unitaria es
ahora cuando piensa que la Administración se niega a
negociar, justo cuando hay tres mujeres en cargos de responsabilidad,
gesto que antes no vimos.
Muy al contrario,
la gestión heredada deja dos grandes hipotecas: por un
lado, de recursos económicos por el gasto público
del 6% del PIB en educación el curso 2001-02, justificado
en gran parte por la compra de ordenadores, testigo que recoge
el nuevo equipo convertido en el 33% del fracaso escolar; por
otro lado, de recursos humanos, con el estancamiento desde el
2000 de las condiciones laborales del profesorado, excusa utilizada
por la Plataforma Unitaria, que ahora protesta por la actitud
de la Consejería que convoca mesas como táctica
dilatoria ; no les pareció dilatoria la táctica
anterior de no convocarlas. Qué bonito ver los toros
desde la barrera, inaugurando centros, recibiendo premios inmerecidos
(que sólo correspondían a quienes los materializaron),
ser jaleado por los palmeros de turno que interesadamente miraban
hacia otro lado. Casualmente, cuando tenemos equipo nuevo en
la consejería, los sindicatos tradicionales se ponen
nerviosos e inician las movilizaciones olvidadas desde 1999.
Las actitudes tribales basadas en el discurso patriarcal, ya
deberían estar superadas; si la realidad actual les desborda
y les supera, qué será cuando se vean desplazados
de sus listas para incorporar un 50% de candidatas y por fin
la cuota de representación sindical femenina se acerque
al porcentaje de trabajadoras de la enseñanza. Como en
el mayo del 68, debajo de los adoquines se vio la playa y los
sindicatos se irán de vacaciones.
En los cinco
primeros meses de gestión de la nueva consejera, lo primero
que se ha hecho es abrir el debate sobre la educación
en Extremadura, mientras que en los cinco años de Vázquez,
su despacho estuvo cerrado (con él dentro, claro)