Viernes
                  25 de junio de 2010, cinco de la tarde. Día cálido,
                  sin llegar a ser bochornoso, como es habitual en estas fechas.
                  Los opositores del tribunal único de la especialidad
                  de “Organización y Procesos de Mantenimiento de
                  Vehículos”, situado en el IES Javier García
                  Téllez de Cáceres, empiezan el acto de presentación.
                  Una vez concluido el acto; entregada la programación
                  y citados para la realización, el día 28 de junio,
                  del primer examen del proceso selectivo, se van para sus casas.
                  Entre ellos están Víctor, Francisco y Heliodoro,
                  que a la postre fueron los que obtuvieron plaza y que ignoraban,
                  por aquel entonces, que toda una serie de infortunios caería
                  sobre ellos más tarde.
 Pasados
                  más de 7 años de las referidas oposiciones, y
                  después de superar el curso de prácticas docentes
                  y ser nombrados funcionarios de carrera en 2011 en sendas publicaciones
                  en el DOE y en el BOE, y de tener destino definitivo por Concurso
                  de Traslados, se encuentran, ahora, después de tantos
                  años, a punto de perder la plaza por un hecho del que
                  no tienen culpa alguna y que paso a relatar con la mayor claridad
                  y brevedad posibles.
 En el proceso
                  selectivo de 2010, en la especialidad antes mencionada, un opositor
                  (le llamaremos, a partir de ahora, el opositor X) presentó
                  una reclamación, tras concluir el proceso selectivo,
                  por no compartir las puntuaciones obtenidas y por considerar
                  que dichas calificaciones fueron producto de la enemistad que
                  la presidenta del tribunal y él se profesaban. El opositor
                  X interpuso un contencioso administrativo que, a la postre,
                  vino a descubrir que los exámenes fueron destruidos por
                  el Tribunal. En este punto hay que decir que dichos exámenes
                  debieron entregarse, según marca la convocatoria, en
                  el Registro habilitado por la Consejería para este menester;
                  y ni se entregaron por parte del tribunal, ni se reclamaron
                  por parte de la Administración para cumplir con el deber
                  inexcusable de guarda y custodia.
                  El hecho de la destrucción de los exámenes dio
                  alas al contencioso del opositor X y el Tribunal Superior de
                  Justicia de Extremadura y el Tribunal Supremo declara nulo el
                  proceso de oposiciones. Pero la sentencia, hay que dejar claro
                  este aspecto, en ningún momento duda de los opositores
                  que obtuvieron plaza, más al contrario los considera
                  opositores de buena fe.
                  Y Vara, ¿dónde está? ¿Dónde
                  está el Presidente pacificador y dialogante que se esfuerza
                  en aparenta? ¿Por qué no evita que tres familias
                  inocentes se queden en la calle? Parece que, en este grave asunto,
                  ha dejado entrever su verdadera naturaleza; se ha quitado la
                  careta, podríamos decir, y se muestra como un presidente
                  ausente. Se ha negado a recibir, de forma reiterada, a los tres
                  agraviados; a tres ciudadanos que, con cargas familiares, se
                  asoman al abismo. Desvió, eso sí, su responsabilidad
                  en otros, en responsables educativos, que recibieron a los tres
                  funcionarios en su nombre. Durante algún tiempo todo
                  parecía que iba a reconducirse, al menos, esa era la
                  sensación que transmitían, en un principio, aquellos
                  que, en nombre de Vara, recibieron a los tres funcionarios y
                  a sus abogados.
 Pensaron,
                  pensamos (yo también me incluyo) que la solución
                  era posible, pues otros procesos selectivos impugnados en Extremadura
                  no perjudicaron a los que obtuvieron plaza. Recuerdo el caso,
                  por ejemplo, de la exconsejera de Sanidad que, siendo consejera,
                  convocó las oposiciones de “cirugía general
                  y aparato digestivo” a las que ella misma se presentó
                  obteniendo la máxima puntuación; lo que provocó
                  recursos de alzada de otros opositores que llevaron a SES a
                  anular la nota; pero, al final, el recurso interpuesto por la
                  exconsejera prosperó y un juez le dio razón y,
                  por consiguiente, no perdió su plaza. Podría nombrar
                  otros casos como el de los enfermeros o el de los camareros
                  limpiadores, cuya solución fue salomónica para
                  todos. En todos estos casos la Consejería veló
                  por los intereses de los aprobados de buena fe; pero en el caso
                  las oposiciones de“Organización y Procesos de Mantenimiento
                  de Vehículos” no han hecho nada, han dejado que
                  tres familias caigan al abismo.
                  Francisco, Víctor y Heliodoro pensaron que la Consejería,
                  que el Gobierno de Extremadura, manejaría este asunto
                  con la suficiente eficiencia para evitar que pagasen justos
                  por pecadores pero, más al contrario, los responsables
                  educativos, después de múltiples reuniones con
                  ellos, con sus abogados, con representante sindicales, demostraron
                  la poca disponibilidad de llegar a una solución consensuada
                  por todas la partes. Se barajó la posibilidad de tratar
                  este asunto como el gobierno de Asturias trató otro parecido.
                  En Asturias se impugnaron las oposiciones de Educación
                  Infantil, pero como se reconocía la buena fe de los opositores
                  que obtuvieron plaza, el gobierno asturiano repitió la
                  oposición de tribunal impugnado respetando a los que
                  habían conseguido su plaza honradamente y ampliando el
                  mismo número de plazas que el tribunal asignó
                  en su momento. Rápido, limpio y justo.
Heliodoro,
                  Víctor, Francisco y el opositor X, junto con sus abogados,
                  llegaron a un acuerdo de solución para evitar la repetición
                  de las oposiciones. Dicho acuerdo fue presentado ante la Sala
                  del TSJEx quien emitió “Diligencia de ejecución
                  de acuerdo transaccional”, dándonos a entender
                  que el acuerdo pactado podría ser una solución
                  satisfactoria para todas las partes, siempre y cuando estuviera
                  ratificado por la Junta de Extremadura; pero, la Junta de Extremadura,
                  escurrió el bulto. La inclusión en el acuerdo
                  de la Junta hubiera solucionado el entuerto favoreciendo a todas
                  las partes; sin embargo, incomprensiblemente, optaron por la
                  opción que no beneficia a nadie.
 Como apunta
                  el magistrado José Manuel Chaves (Magistrado de la Sala
                  contencioso-administrativa del Tribunal Superior de Justicia
                  de Asturias), en casos de la misma índole que el descrito
                  y con sentencia firme, el TC propicia la tutela de los terceros
                  de buena fe, rechazando la revocación de los nombramientos
                  y buscando otra salida. Cosa que, en ningún momento,
                  ha pretendido la Administración Extremeña, dejando
                  sin plaza y a la deriva a tres opositores reconocidos, por sentencia,
                  como de buena fe. 
 El magistrado
                  Chaves, del que tantos deberían aprender, considera que
                  en un caso de impugnación de oposiciones hay que tener
                  en cuenta el tiempo transcurrido desde la toma de posesión
                  de los aprobados, así como la condición de inocentes
                  y ajenos a aquellos que nada tienen que ver con la irregularidad
                  cometida por el Tribunal Calificador. Añade que “no
                  puede perderse de vista el interés general en que el
                  personal seleccionado esté capacitado y en no desbordar
                  el gasto público”. ¡Qué falta hace
                  en Extremadura la visión clarividente y justa del magistrado
                  Chaves! No se puede impartir justicia cometiendo una injusticia
                  mayor, como ocurre en la no solución que se ha dado,
                  desde el Gobierno de Vara, al asunto de las oposiciones impugnadas
                  de la especialidad de “Organización y Procesos
                  de Mantenimiento de Vehículos”. 
 Los tres
                  funcionarios de carrera han presentado “incidente de ejecución
                  de sentencia” para evitar que les priven de las plazas
                  ganadas honradamente. Intentando exponer al TSJEx que ellos,
                  como opositores de buena fe, no pueden ser los paganos de la
                  irregularidad cometida por el tribunal de oposiciones al destruir
                  los exámenes. Y el TSJEx debería proteger, considero,
                  a los terceros de buena fe que nada tuvieron que ver en todo
                  el entramado descrito. 
                  Esperemos que alguien de la Administración, finalmente,
                  entienda aquello de “La equidad como garantía del
                  tercero de buena fe en los procedimientos selectivos”;
                  si así fuera, la justicia en Extremadura daría
                  un salto cualitativo a la altura de la región que los
                  ciudadanos se merecen.