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«Malos
vientos para la educación»


13/06/2008 Alfredo Aranda Platero
Vicepresidente del Sindicato PIDE

DECÍA
Séneca que no hay viento favorable para el que no sabe
a dónde va. Una vez más la Consejería de
Educación no cuenta con los docentes, ni les informa someramente
de los parches con los que pretende dar solución a problemas
como el fracaso escolar. Hablamos, por ejemplo, del Plan de Refuerzo:
la ‘gran solución’, que no ha sido del gusto de ningún
sindicato y rechazada por la mayoría de los docentes.

Pero
hete aquí que se prevé todo un «éxito»
en cuanto a su implantación se refiere, dado que la instrucción
que da salida a este experimento de dimensiones políticas
ha sido perfectamente pensado para no permitir que los claustros
se pronunciasen democráticamente sobre si el centro se
adhería o no a este proyecto, pues bien sabían los
responsables de Educación que el ‘no’ hubiese arrasado.

Por
tanto, aunque los claustros lo rechazaran mayoritariamente, este
plan de refuerzo se ha llevado a cabo contra viento y marea, dado
que con sólo un docente dispuesto el plan de refuerzo se
pone en marcha, aunque sea sin ninguna expectativa de resultados
positivos.

La
Consejería vende en los medios de comunicación las
excelencias del plan y el magnífico nivel de aceptación
del mismo por parte del profesorado. Sin duda, el re-fuerzo es
un instrumento valedero para el apoyo a alumnos que lo necesiten,
pero no se puede arbitrar esta medida a falta de dos meses de
la finalización del curso y de forma unilateral, porque
lo más probable es que sea un fracaso. Los responsables
educativos muestran una gran terquedad al no contar, una y otra
vez, con los docentes y los sindicatos para trabajar en la búsqueda
de soluciones.

Pretender
que chicos y chicas, cuyas dificultades de aprendizaje y comportamiento
se derivan de factores sociales, familiares, económicos,
etc., solucionen sus problemas permaneciendo en el centro desde
las ocho y media de la mañana hasta las ocho y media de
la tarde, resulta una concepción simplista sobre una realidad
bastante más compleja. Y hacerlo, además, sin contar
previamente con la consulta a docentes y sindicatos, demuestra
claramente la fuerte carga de improvisación de la iniciativa.

Parece
que la Consejería dispone de dinero: Plan Proa, Plan de
Refuerzo Educativo, un ordenador por cada dos alumnos, próximamente
un terminal ligero para cada alumno conectado al servidor del
profesor, más tarde un portátil para cada alumno
que sustituya a los terminales ligeros.

En
ninguna de estas iniciativas se ha contado con la opinión
de los docentes. Todo ese gasto se pudiera haber dirigido a atacar
los males desde su base; por ejemplo, bajar la ratio alumno-profesor
y atajar con medidas severas la indisciplina en las aulas, con
lo que la inversión sería menor y los resultados,
sin ninguna duda, mejorarían. A menor ratio, mayor atención
personalizada y, por tanto, más probabilidades de éxito
y mayor control sobre el alumno. Esta ecuación resulta
ser una solución coherente, al estar dirigida a la base
del problema.

Si,
además, atajamos la indisciplina con medidas verdaderamente
severas y promocionamos el trabajo como requisito sine qua non
para llegar al éxito escolar, dejaremos, probablemente,
de ‘envidiar’ a Finlandia. Pero no, la Consejería va a
lo suyo, sin levantar la vista de su egocéntrico ombligo.
Esconder los problemas detrás de iniciativas aisladas y
unilaterales no hace otra cosa que retrasar y complicar la solución.

Nadie
se opone ni a los PROA ni a los Planes de Refuerzo , pero los
responsables educativos deben entender que disparar a un elefante
con balines lo que puede provocar es el fracaso del tirador y
que el elefante ni se inmute o, lo que es peor, que todo empeore,
dado que a medida que pasa el tiempo, si no se ponen los remedios
realmente necesarios, los problemas de indisciplina y de falta
de esfuerzo que demuestran cada vez más alumnos puede convertirse
en un mal endémico.

HOY