Cada
año se comete un grave ‘crimen’ contra el sistema educativa
provocando que cientos de interinos docentes con una insustituible
experiencia necesaria para el sistema se vayan a la calle. Quedan
en el aire dos preguntas que jamás contestarán
ni la Administración ni los sindicatos acólitos:
¿Un par de horas de examen es suficiente para conceder
a alguien un puesto de trabajo vitalicio? ¿Un par de
horas de examen es suficiente para echar a la calle a interinos
que, en muchos casos, llevan más de diez años
trabajando? Estas preguntas quedarán sin contestación,
como tantas otras. Y lo único que podrán hacer
Administración y Sindicatos tradicionales es desviar
la atención con declaraciones demagógicas. A todo
esto sumamos que la Administración obliga a ser ejecutores
del acto a los propios compañeros de trabajo, que durante
el curso trabajan con los mismos derechos y obligaciones que
los interinos, y que, después, entrado julio se ven forzados
a evaluar a sus compañeros, que es como si se evaluaran
ellos mismos. Razones para cambiar el sistema de acceso existen
por miles, de ahí que los políticos responsables
y los sindicalistas gubernamentales deban dar solución
a este grave problema o dejar que su puesto a otros que quieran
resolverlo.