Blog PIDE
«30 monedas»
27/02/2025
Sindicato PIDE
Qué desprecio a los docentes extremeños
Treinta piezas de plata, cuenta el evangelio, fue el precio por el que Judas traicionó a Jesús. 30 euros de níquel es el precio por el que la Consejería de Educación ha traicionado a los docentes extremeños.
La consejera piensa que la dignidad de los docentes vale 30 euros. Y lo dice sin pudor, aseverando, además, en una alucinada reflexión, que los profesores son unos privilegiados comparados con otros funcionarios, y congratulándose de la magnanimidad de su sacrosanta administración, que se preocupa por aplicar medidas no pecuniarias, como si la responsabilidad de mantener los centros justificara tener mal pagados a los trabajadores de la enseñanza.
¡Qué desprecio a los docentes extremeños, que llevan años perdiendo poder adquisitivo y que son, de facto, los peor pagados de España! En 2006 el gobierno autonómico de aquel entonces subió el sueldo a los docentes 150 euros; ahora, 19 años después, el gobierno actual pretende subirlo 30.
La Consejería de Educación lleva años evadiendo su obligación de equiparar el salario de sus docentes con los de otras comunidades. Han obviado su responsabilidad de actualizar el complemento autonómico para compensar la pérdida de más del 20% de poder adquisitivo que ha lastrado a los docentes en el último quindenio.
Este abandono, que linda con la desidia, solo demuestra la formidable incompetencia de los responsables políticos, porque quien hostiga y maltrata a los docentes es un ignorante o un malvado y, en muchos de los casos, ambos adjetivos coronan sus seseras.
Desde los docentes de Educación Infantil que enseñan las primera letras y los hábitos que llevan a los niños a estar preparados para absorber los conocimientos, hasta los maestros de primaria, en todas sus especialidades, que construyen los saberes para que, después, los profesores de enseñanzas medias rematen preparando a los alumnos para la vida universitaria, todos ellos son un pilar fundamental de la sociedad. Si desaparecieran los docentes no tardaríamos en volver a la edad media: son como las abejas, imprescindibles para el sostenimiento del mundo.
Mientras se ríen de los docentes valorando su labor en 30 euros, ellos, los negadores, tienen bien llena su faltriquera y la de sus amados amigos y sus prosélitos, que desde la atalaya de sus abultadas nóminas practican la indiferencia con un abyecto virtuosismo trufado de cinismo con el que ejecutan el innoble arte del engaño, el desapego y la insensibilidad al problema de los demás.
Cuando Judas advirtió de la magnitud de su felonía, de su vileza, ya fue demasiado tarde.