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"La paradoja sindical; un análisis de los resultados electorales en el sector docente"

05/12/2019 Alfredo Aranda Platero
Vicepresidente del Sindicato PIDE

Con la perspectiva que da el paso del tiempo –un año hace ya–, y con serena cautela, huroneo en los resultados electorales de las pasadas elecciones sindicales del sector docente, que se llevaron a cabo el 4 de diciembre de 2018, y llego a una serie de conclusiones que considero que concitarán el asentimiento general; pese a que determinado sector sindical, desde su sesgo ideológico, pensará que falta asepsia en las deducciones por ser yo parte interesada; pues soy delegado del sindicato de la pública. Si así fuera, si hubiera cierta inclinación hacia los propios intereses, no dejaría de ser una causa natural del propio devenir de la subjetividad dado que esta no puede ser confinada del todo para que no asome, ni siquiera un poquito, a la hora de emitir una opinión, un análisis… e, incluso, un veredicto. Intentaré sujetar la subjetividad y si no lo consigo, al menos, intentaré contenerla con determinación, como aquel que, mareado en un viaje, no quiere vomitar pero el vómito ya está en las tragaderas y termina saliendo por narices y orejas.

La primera lectura de los resultados es clara. Un sindicato de corte ultraconservador, CSIF, sube votos (efecto VOX). Otros dos, muy venidos a menos, pierden representación: CCOO baja un puesto más, hasta el 4º y UGT se mantiene en el último lugar. El Sindicato del Profesorado Extremeño, PIDE, obtiene 700 votos más que en 2014 (recordemos que en 2014 PIDE ganó las elecciones), llegando a los 3128 votos; pero por muy poco margen queda segundo. Primero y segundo tienen resultados muy destacados con respecto a los demás sindicatos. ANPE desplaza a CCOO al cuarto puesto y UGT se mantiene como farolillo rojo.

El panorama sindical se polariza. Gana, por muy poco margen, un sindicato politizado que apoya, entre otras cosas, a la concertada y a la religión en las aulas, arrastrando el voto más ultraconservador. Bajan los sindicatos de clase cercanos al poder en una continua curva descendente. PIDE crece con 3128 votos consiguiendo afianzar e incrementar un electorado fiel, reivindicativo y transversal que está en los postulados de la educación pública y laica, alejada de adoctrinamientos políticos y religiosos.

Traducido a números: PIDE llega a los 3128 votos (22 delegados), 700 más que en 2014; Csif consigue 3390 votos (25 delegados); ANPE es tercero con 1536 (11 delegados); siendo los últimos con menos apoyos y 8 delegados CCOO con 1211 votos y UGT con 1018.

Llegamos, sin más remedio, a la paradoja, al contrasentido, a la incongruencia. ¿En qué consiste esa paradoja, cuál es su base? Aunque el efecto VOX haya movilizado a un sector ultraconservador, lo realmente paradójico es el porcentaje de votantes que no siéndolo han apoyado a CSIF que defiende, a capa y espada, a la educación concertada y privada, y, por supuesto, defiende con más ahínco si cabe, el mayor número posible de horas de religión en las aulas, pese que este posicionamiento va en detrimento de los docentes de la pública.

Los votantes deberían indagar y conocer los posicionamientos reales que tienen los sindicatos con respecto a temas fundamentales (no es bueno votar de oído) para que la conciencia del votante coincida, lo más posible, con la idiosincrasia del votado.

CCOO y UGT siguen sin recibir el apoyo del sector docente. Los sindicatos de clase están muy deteriorados por las décadas que llevan funcionando como un cinturón de protección de la Administración; su cercanía al poder los aleja de la razón. Sin embargo siguen cometiendo, con pertinaz insistencia, los mismos errores, estimo, que los mantienen alejados de la ciudadanía y los problemas reales de los docentes.

Para terminar, este somero análisis, he dejado para el final a PIDE que nació, hace casi veinte años, con la misma vocación y coherencia que hoy tiene. Defendiendo al docente, sin casarse con el poder, sin estar subvencionado y, por tanto, sostenido únicamente por los docentes. Un sindicato que es producto de la voluntad de los docentes y que, por tanto, genera confianza. Y pongo un ejemplo de meridiana claridad: CCOO y UGT siempre tendrán representación aunque no les vote nadie porque la normativa nacional está regulada para su beneficio, y a nivel regional, además, firmaron en la mesa de la función pública, con la connivencia de la Administración, un pacto por el cual siempre tendrán liberados y delegados aunque no reciban votos, recibiendo la subvención correspondiente y los delegados y liberados; sin embargo, si nosotros no somos votados saldríamos de las mesas. PIDE es el sindicato de los docentes porque son estos los que permiten que tengamos representación.

La cruda realidad es que buena parte de los sindicatos actuales están fuertemente subvencionados de forma directa y también indirectamente a través, por ejemplo, de los cursos de formación. De tal forma que esta cercanía al poder los aleja de su original naturaleza, por lo que tienen que desarrollar estrategias farisaicas para distraer al trabajador de una realidad incómoda.

El engaño, en las centrales sindicales verticales, es la estrategia más simple (repetida y efectiva) que suelen utilizar como maniobra de distracción. Sin ir más lejos el 23 de noviembre de 2018 (a escasos 10 días de las elecciones sindicales) la Dirección General de Función Pública escenificó junto con CSIF, UGT y CCOO un paripé aprobando la subida salarial de 2,25% que ya estaba autorizada por el Estado. Se vienen arriba y lanzan un señuelo más acordando desbloquear la negociación de la carrera profesional, cuando la negociación de la implantación de la Carrera Profesional a los docentes corresponde exclusivamente a la Mesa sectorial de Educación y nuestra Consejera se niega, de momento, a iniciar dicha negociación. Por otra parte, el CSIF, promete a los profesores interinos que van a cobrar su sueldo desde el 1 de septiembre cuando saben que la sentencia que así lo reconoce está recurrida judicialmente por la Administración educativa y nada se puede hacer hasta que no haya fallo judicial; con la seguridad, además, de que la Consejería agotará toda la vía judicial, acudiendo, incluso, al Tribunal Supremo en Casación. Ojalá los interinos cobren desde el 1 de septiembre como siempre hemos exigido, pero no se debe jugar con ese deseo para someter voluntades. Tejer mentiras, embustes y medias verdades e imbricarlas dentro de un discurso grandilocuente puede llamar la atención, pero con solo rascar un poco la capa de barniz queda al descubierto la realidad: desgraciadamente, a día de hoy, siguen los interinos sin estar contratados desde el 1 de septiembre.

Estos anuncios con publicidad engañosa, y algún otro, lo hicieron, estratégicamente, a pocos días de las elecciones sindicales, con la única intención de aparecer en la foto mostrando algún tipo de acuerdo para salvar la cara, in extremis, ante los empleados públicos, potenciales votantes. Pero se olvidaron de datos objetivos (que no les interesa recordar) como que desde 2010 los docentes han perdido un 20% de poder adquisitivo, y con la recuperación del 2,5 % (que decide el Estado y la Mesa de la Función Pública) aún nos deben el 17,75%.