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«La
Ley de Educación extremeña»

10/05/2008 Jose Manuel Chapado

La Ley de Educación de Extremadura no debe ser
una ley de partido, sino consensuada con la sociedad extremeña
porque sería la forma de que aportara prestigio político
y prestigio docente.

La
educación ocupa un lugar destacado en el contexto sociopolítico
de los pueblos. De eso nadie duda. Es la política educativa
de un país o de una comunidad la que determina las líneas
generales del sistema escolar propio, dejando claro una consideración:
los centros escolares no han de ser nunca lugares de dialéctica
política. Para eso hay otros foros más adecuados.

La
reflexión anterior viene al hilo de la comparecencia de
la consejera de educación en la Comisión de Educación
de la Asamblea de Extremadura para exponer las líneas estratégicas
de su departamento, entre cuyas actuaciones más llamativas
destaca la aprobación de la Ley de Educación de
Extremadura.

Para
nuestra consejera “la educación extremeña
se ha convertido en referente para otras comunidades e incluso
para otros países”, y añade que “una
vez alcanzada esta madurez educativa” ha llegado el momento
de “asentar un modelo educativo propio” que reconozca
derechos como el uso de herramientas tecnológicas en el
proceso educativo o el derecho de los ciudadanos extremeños
a recibir una educación a lo largo de su vida. De momento
nada que objetar. Pero creemos que le faltan muchas cosas, y de
más trascendencia, a ese modelo que propone la consejería.

España
no dedica a la educación lo que debiera dedicar, ni Extremadura
tampoco. Sólo cuando los recursos permiten una adecuada
y correcta planificación podemos decir que se apuesta decididamente
por la calidad de la educación.

De
todos es sabido que quienes mejores resultados obtienen en el
informe PISA 2006 son los países que trabajan en serio
por dignificar la labor del profesorado. Aquí en España,
por ejemplo, Castilla-León –la comunidad con el sistema
educativo más equitativo del país- alcanza niveles
de igualdad muy cercanos a los finlandeses (sí, perdonen,
otra vez Finlandia). Pero no hay que llamarse a engaño:
el mérito es del profesorado y de las familias, que trabajan
en estrecha colaboración. Aquí, en Extremadura,
y por las medidas que últimamente se están tomando,
la culpa de los malos resultados parece que siempre recaen sobre
el profesorado, con una total falta de autocrítica por
parte de la administración educativa que como solución
siempre plantea la misma: el aumento de las tareas y el horario
que deben afrontar docentes y discentes.

Decía
John Boorman que <el progreso sólo se consigue abriendo
los brazos al progreso continuo>. Y esa ha de ser la filosofía
que impere en la próxima ley de educación. Una ley
plural, de consenso y abierta a todos los estamentos de la comunidad
educativa.

El
sindicato P.I.D.E. apuesta por un acuerdo lúcido y unánime
y en el que no quede nadie fuera. Aunque nuestra consejera se
ha puesto ya la venda en los ojos al reconocer “que no aspira
a lograr la unanimidad pero sí a una base común
estable”, creemos que se debe confiar más en nuestros
conciudadanos y sus representantes, por el bien de nuestro sistema
educativo.

Se
anuncia también para el próximo curso la puesta
en marcha de un Plan de Éxito Educativo y que se articula
en siete líneas estratégicas, a saber:

1.
Modificar la imagen y el discurso social sobre la educación.
2. Intervención educativa para mejorar los resultados de
los alumnos.
3. Incrementar la motivación del alumnado mediante iniciativas
metodológicas y organizativas.
4. Centros públicos atractivos para las familias.
5. Mayor autonomía de los centros.
6. La educación es un compromiso social.
7. Apoyo y reconocimiento a la labor docente.

Además
de todo ello, se crearán los distritos educativos y la
Agencia de Evaluación Educativa. Como ven ustedes, muy
completo.

Nosotros
echamos en falta una medida imprescindible para todo esto: dotación
presupuestaria. Dinero y más dinero, que viene a ser la
madre del cordero.

Para
el Sindicato del Profesorado Extremeño las medidas arriba
mencionadas nos parecen un tanto ampulosas y vacías de
contenido porque esquivan la realidad que vivimos. Nos referimos
al fracaso escolar.

Para
paliar este mal endémico que sufrimos, el sindicato P.I.D.E.
aporta algunas soluciones que, de lege ferenda, verdaderamente
contribuirían a la mejora del éxito educativo y
que se concretan principalmente en los siguientes puntos:

1.
Disminución generalizada de la ratio, mediante una distribución
mayor de profesores para un menor número de alumnos (las
pretensiones de la Ley de Educación de Andalucía
son reducir de 25 a 20 en colegios y de 30 a 25 en institutos).
2. Aumento en horario lectivo de los desdobles y refuerzos generalizados
en todas las asignaturas, ya sean instrumentales o básicas.
3. Es necesario un mayor esfuerzo presupuestario con el aumento
de financiación de la enseñanza pública con
relación a la concertada y privada.
4. Homologación salarial con el resto de comunidades y
cláusula de revisión salarial.
5. Estabilidad del profesorado interino. Lo que redundaría
en una segura educación de calidad.
6. Disminución gradual del horario lectivo para docentes
con más de 50 años.
7. Aumento de la red de centros públicos y que sea asumida
en su totalidad por la Consejería de Educación.

El
sindicato P.I.D.E. no quiere, y haremos lo posible por que así
sea, que la futura ley de educación extremeña sea
una ley de partido, ni de gobierno, ni de todas las fuerzas políticas.
Creemos que debe estar toda la sociedad extremeña. Nos
gustaría que la ley no sólo aporte prestigio político
sino también prestigio docente, que sea una ley práctica
y que no termine con la Enseñanza Pública (como
la Ley de Educación de Cataluña, al convertir los
centros públicos en “centros de acogida de alumnos
con necesidades especiales”) porque el resto de alumnos
han migrado a la enseñanza privada y concertada.

Apostamos
por la definición de un modelo educativo extremeño
consensuado entre todos: partidos políticos, organizaciones
sindicales, asociaciones de padres y madres, movimientos de renovación
pedagógica, patronales, asociaciones de estudiantes…

Que
no se nos olvide el lema de los carteles que empapelan todavía
nuestros centros, <la educación lo es todo y es entre
todos>. Por último, recordar que la enseñanza
es uno de los puntales sobre los que se asienta toda sociedad.
Es de importancia capital para ésta que su sistema educativo
sea base de una sociedad libre, solidaria y crítica -capaz
de resolver sus problemas- al tiempo que culta y sensible a los
problemas ajenos.

Periódico
Extremadura