Logo PIDE
Somos E.Pública
Sindicato del Profesorado Extremeño
Apartado de Correos nº1 - 06800 Mérida
correo correo@sindicatopide.org
Acceso a afiliados
CC: 927 24 93 62
PL: 927 41 22 39
CO: 927 11 01 00
NA: 927 10 41 04
Ciguena negra
BA: 924 24 59 66
ME: 924 31 01 63
DB: 924 81 13 06
ZA: 924 11 68 96
Transparencia e Igualdad



Aviso Legal
Buscador en la Web PIDE

Cartas y artículos de Educación

Blog
PIDE

«La
subjetividad como criterio de selección»


04/11/2019 Alfredo Aranda Platero
Vicepresidente del Sindicato PIDE

La
subjetividad, en mayor o menor proporción, formará
parte siempre del proceso de selección de personal docente;
pero, en cualquier caso, habría que minimizar su impacto.

Si los opositores de un tribunal fueran evaluados, al mismo
tiempo, por dos tribunales distintos, podríamos ver al
final del proceso que la lista de seleccionados, entregada por
ambos tribunales en la Delegación Provincial correspondiente,
no sería exactamente la misma. Nos podríamos encontrar
a opositores suspensos en un tribunal que estuviesen aprobados
en el otro u opositores con notas muy dispares, dependiendo
del tribunal que les hubiese evaluado.

Los opositores y, sobre todo, los interinos conocen esta realidad
y cargan, con toda la razón, contra ella. Cada año
que pasa nos encontramos con más recursos y contenciosos
contra las oposiciones en muchas especialidades de las convocadas,
y todo ello en un ambiente cada vez más beligerante y
enrarecido antes, durante y después del proceso; lo que
me lleva a pensar que el actual modelo de acceso está
agotado.

Es necesario un nuevo sistema ordinario de acceso a la función
pública docente, que esté lo más alejado
posible de la subjetividad (con exámenes no eliminatorios)
para que el resultado final del proceso de oposiciones se acerque,
lo más posible, a una selección objetiva de docentes.

En las oposiciones de 2018 y 2019 el proceso transitorio, para
facilitar la funcionarización del colectivo de interinos,
no solo era una necesitad, sino también una obligación
por parte del gobierno. De nada valió que los sindicatos
tradicionales y el gobierno firmaran un «acuerdo para
la mejora del empleo público» por el que se perseguía
estabilizar los puestos de trabajo pero no a sus ocupantes,
los interinos; porque, al final, muchos de ellos fueron –y
volverán a serlo de nuevo– los paganos de una situación
que no han provocado y de un sistema que no les garantiza que
su carga de formación, experiencia y méritos sean
tenidos en cuenta.

Un docente es una parte de formación y muchas partes
de experiencia; es tan obvio que sonroja tener que recordárselo
a todos aquellos mandamases del gobierno de turno, y organizaciones
sindicales adláteres, que han podido sacar adelante una
transitoria, para favorecer la funcionarización del colectivo
de interinos, y no lo han hecho. Para más inri vemos
cómo sindicatos institucionalizados tienen convenios
con academias, cuando no las regentan, para aprovecharse de
la situación de desespero de los opositores y hacer su
particular agosto.

Los interinos tienen experiencia y formación que es
el verdadero MIR del sector docente; el DIR del que hablan los
políticos ahora como si hubieran descubierto las américas.
Un MIR educativo sería el peor de los sistemas de acceso
a la función pública. De entrada para acceder
a la Residencia Interna habría que superar un examen
de superiores dificultades a las actuales y, lo que es peor,
los interinos se convertirían en trabajadores precarios
en semiesclavitud sin que nadie le asegurara obtener la plaza
al final de la Residencia.

El ambiente está enrarecido por tanta desilusión
e impotencia, que es el caldo de cultivo perfecto para telepredicadores
que prometen el paraíso de la plaza sin mancharse las
manos. Unos tenían el poder, y los medios, para dar solución
a la estabilidad de los interinos y no han querido hacerlo;
otros, les prometen lo que los primeros les negaron, y los interinos,
en medio, sin entender nada y abandonados al vaivén de
los titulares de prensa sobre protestas, impugnaciones, directivas
europeas…, preguntándose, a cada instante, qué
habrá de verdad en todo lo que se dice, se afirma y se
desmiente.

Lo único claro es que los sindicatos de clase firmaron
un «acuerdo» sin transitoria (mal acuerdo, pero
vinculante); esta es la realidad y lo demás es el deseo.
El deseo de estabilidad no pasa por convertirse en funcionario
laboral fijo discontinuo, pues empeora las condiciones y no
asegura el trabajo; tampoco la condición de indefinido
no fijo mejora la condición de interino docente; la única
condición administrativa mejor que la de interino sería
la de funcionario de carrera, y esa opción ha sido torpedeada
con un acuerdo que pasaba por ser una solución y está
siendo, y será, para muchos, el origen de una pesadilla.