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«La
educación como solución de futuro»


17/10/2014 Alfredo Aranda Platero
Vicepresidente del Sindicato PIDE


Mahatma Gandhi quería un mundo en paz y concordia y lo
asesinaron. Martin Luther King soñaba con la paz y la tolerancia
y lo exterminaron. Isaac Rabin ambicionaba la paz tras tantos
años de guerra y lo silenciaron. Benazir Bhutto imaginaba
al ciudadano libre sin distinción de raza o de sexo y la
mataron. Juan Pablo I quería que la Iglesia volviera a
sus orígenes de pobreza y de acción en beneficio
del mundo y lo liquidaron. Óscar Romero trabajaba en la
construcción de una sociedad tolerante y lo aniquilaron.
Hasta a John Lennon, que cantaba a la libertad y a la paz, mataron.

El
ser humano puede ser atroz, destructivo, mezquino, insensible…
pero puede, también, ser todo lo contrario. El potencial
de la mente humana es extraordinario, ahí reside el gran
secreto; la piedra filosofal buscada desde el inicio de los tiempos
está en nosotros mismos. Somos la solución y el
problema; el individuo tiene dentro de sí al “doctor
Jekyll y a Mister Hyde” y que uno esté por encima
del otro está directamente relacionado con la educación
que haya recibido en casa y en la escuela (a ser malo o bueno,
en la inmensa mayoría de los casos, se aprende).

El
niño cuando nace es “tábula rasa”, pero
de inmediato empieza a absorber del entorno. Aquellos niños
educados en ambientes violentos, amorales, insolidarios…
cuando se conviertan en adultos, a su condición de víctimas
habrá que sumarles, en muchas ocasiones, la de verdugos,
pues tienen al alcance todos los “recursos” para convertirse
en personas que desarrollen lo mismo que han vivido. La educación
es la medicina que necesitamos. Recortar en educación pública
es un acto perverso que afecta al presente y al futuro, y que
daña peligrosamente el equilibrio social que nos sustenta.
Atentar contra el bien preciado de la educación debería
considerarse crimen de Lesa Humanidad.

Aquello
de “Educad a los niños y no será necesario
castigar a los hombres” que Pitágoras, matemático
y filósofo, ya tenía claro hace 2.500 años
no han conseguido entenderlo aún los políticos actuales
que persisten, con recalcitrante tozudez, en repetir los mismos
errores; el mayor de ellos es la falta de consenso, requisito
imprescindible para que cualquier ley educativa persista en el
tiempo.

Por
todos es sabido que la educación es la solución;
es incontrovertible que una sociedad formada afronta mejor las
dificultades, los retos, los avatares… todo aquello que
puede llegar a transformar el mundo. En época de crisis
se debería reforzar la educación pública
en vez de menoscabarla, porque la educación siempre será
el camino para encontrar la salida, así lo hacen aquellos
países a los que la crisis menos les ha afectado.


La sensación general es que los responsables educativos
están más centrados en cuestiones de “marketing
político” que en una gestión eficaz de lo
público. Si la única forma de cambiar el mundo es
a través de la educación, habría que cambiar
la educación para cambiar el mundo; si este axioma fuera
asumido por los responsables políticos, si entendieran
la educación como solución de futuro, si se percataran
de que es probable que sean necesarias varias generaciones para
alcanzar un cambio completo, dejarían de perder el tiempo
mirándose el “ombligo ideológico” y
actuarían con la altura de miras necesaria y con la honradez
política imprescindible para dotar a la educación
pública de todos los recursos, de todo el apoyo, de todo
el consenso… para conseguir una educación cargada
de futuro.

El
periódico de Extremadura